sábado, 2 de junio de 2012
Reencuentro
¿ … retienes aún, Fenicia, el día aquél de aurora breve,
el que nos quebró los pechos y las horas y nos desmembró la vida
porque la amábamos ?
… me pregunté a menudo entonces si no serían los dioses y las bestias
quienes construyeran en mi corazón salvaje el dolor que tuve,
el que mató las flores y lo niños que éramos;
pero ¿ podría acontecerme ahora esta furia de sangre que me tensa los brazos,
este mar por mi boca al nombrarte,
y esta alegría que me parte los huesos mientras te beso ?
… te encuentro al fin cuando junio marcha ardiendo por trigos y amapolas,
cuando se torna un dios de fuego y va tirando cerezas a los hombres
y a la eternidad, éstas, tan dulces y rojas, que en tus manos y en mis manos
ah, Fenicia, a ambos tocan, nos besan y queman.
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